Albergues y hostales
En provenzal, «Lougis» significa donde se encaminaba el correo, una hostería.
Importantes establecimientos que incluyen establos y hangares para caballos y diligencias han dado origen a los barrios de los Logis y de los Logissons.
Desde la Edad Media, el comercio de madera procedente de Alta Provenza con destino a Marsella pasa por el bajo del pueblo, por el gran camino de Aix a Grenoble. A lo largo de esta carretera se construyen albergues para los viajeros, sus monturas, sus mercancías y durante la trashumancia.
Testimonio
«En las viviendas había un albergue de rodaja actualmente denominado «Café des Alpes», gestionado por el Sr. Simeon Beauvois, en el que el cobertizo adjunto servía de sala de cine una vez por semana con la llegada del cine lanza de Pertuis. A veces se producían revistas teatrales; tuvimos la primicia de ver empezar a Tino Rossi en un canto con su compañía «Petit Louis d’Aix». Todos los miércoles, las ovejas que llegaban de Argelia y se dirigían hacia los pastos montañosos hacían una parada alrededor de la posada con la colorida cohorte de los tocadores de ganado. »
Testimonio deEmiliano Guis, 1985
También había dos panaderías. La de la plaza era propiedad de Arsène Coste, antiguo alcalde de Venelles, y la segunda pertenecía a Marius Arnaud, antiguo obrero del Sr. Coste. Antes de la construcción de la autopista en 1985, la panadería de leña era la parada favorita de los Marselleses que se dirigían a los Alpes.
Insólito!
El camello de Grace de Mónaco
Alrededor de 1958, un fotógrafo vino a vivir en Venelles e hizo venir a un dromedario y a un beduino argelino. Entonces propuso a la población local, y sobre todo a la aixosa, hacerse tomar una foto con el animal. Una vez hecho el trabajo, el fotógrafo se marchó dejando a este último con su maestro en el callejón. El hombre y el camello vivían en un corral junto al Café des Alpes. Para sobrevivir, el beduino estaba pidiendo limosna a la salida de la iglesia. Durante el período de los festivales, la familia principesca de Mónaco residía a veces en la finca Saint-Joseph, carretera de Puyricard. Un día, la princesa Grace de Mónaco, que acababa de salir de misa, vio al beduino pidiendo limosna, y discutió con el hombre que le contó su desgracia. La princesa, conmovida por la historia, le propuso venir a vivir en Mónaco con su camello».
Testimonio de Christine Michel, 2017